ARTÍCULO

El “inception”de las transformaciones

El pasado domingo, después de algunas celebraciones que tuve viernes y sábado, decidí descansar y revisitar mi lista de películas que tenía pendientes de ver.

La elección de la tarde fue “Inception”, un título no muy nuevo, pero que no había tenido oportunidad de ver aún. El argumento de la película me pareció muy entretenido y a su vez, me despertó inquietudes que se pueden observar en el día a día de nuestro quehacer profesional acompañando organizaciones en sus “transformaciones”.

El pasado domingo, después de algunas celebraciones que tuve viernes y sábado, decidí descansar y revisitar mi lista de películas que tenía pendientes de ver.

La elección de la tarde fue “Inception”, un título no muy nuevo, pero que no había tenido oportunidad de ver aún. El argumento de la película me pareció muy entretenido y a su vez, me despertó inquietudes que se pueden observar en el día a día de nuestro quehacer profesional acompañando organizaciones en sus “transformaciones”.

Resulta sumamente valioso rescatar una frase que utilizan varias veces en la película:

 – ¿Cuál es el parásito más resistente? ¿Una bacteria? ¿Un virus? ¿Una tenia intestinal?

– Lo que intenta decir el Sr. Cobb–

– Una idea. Resistente. Altamente contagiosa. Una vez que una idea se ha apoderado del cerebro es casi imposible erradicarla. Una idea completamente formada y entendida, que se aferra…

Y se preguntarán ¿Por qué resulta tan importante esta frase?

Bien, en muchas organizaciones, parece haber sido “implantada” esta idea de que tienen que hacer una “transformación” a toda costa, sin embargo, no parece haber claridad de qué es, ni cómo se lleva a cabo un proceso o transformación de este tipo.

Por eso, uno de los primeros pasos que implementamos en sINNplify, a la hora de una transformación -que nos gusta más llamarlo evolución- es identificar el propósito de la misma, que motiva a una organización a pasar por este proceso, que resultará en un cambio, no solo de introducción de tecnología, sino de todo el entorno.

Al igual que los protagonistas de la película, los individuos que integran las organizaciones viven distintas realidades y todos creen estar en lo correcto y tener los motivos correctos, pero, al igual que en la historia, puede que su realidad sea muy distinta de las otras realidades de la misma organización, por lo que el propósito personal de cada uno de ellos debe estar alineado con un propósito organizacional más grande que agrupe a la mayoría de personas, para que esto motive el cambio, en lugar de ser una barrera.

 A lo largo de la película, los protagonistas se encuentra con dificultades, errores y hasta fracasos en lo que habían planeado. Para sobreponerse a todo esto y lograr su cometido, deben adaptarse a cada etapa que es cambiante e impredecible, deben probar cosas nuevas, aprender de sus errores y superar las pruebas con el propósito muy claro; igual debemos hacerlo nosotros en nuestras organizaciones.

 Que un plan no salga al pie de la letra, lejos de ser un fracaso, representa una oportunidad de experimentar cosas nuevas y aprender de nuestros errores para seguir adelante.

Otro paralelismo interesante entre la película y la realidad, es el rol del “arquitecto” quien en la película es la persona encargada de idear las realidades que vivirán los demás en los sueños. En las organizaciones que quieren pasar por procesos de transformación, deben tener un rol similar, que sea el “arquitecto” o encargado de propiciar el espacio óptimo para lograr no solo una transformación, sino una evolución continua de toda la organización.

Me parece llamativo que tanto para los personajes, como para la audiencia, resulta a veces un poco complicado reconocer cuál es la “realidad” y cuál es el sueño, en la película utilizan un tótem para saber que no están en el sueño de otra persona, por lo que en nuestro día a día, debemos identificar cuál es nuestro tótem, para saber que estamos trabajando en nuestra realidad y cumpliendo nuestros objetivos de transformación y que no estamos viviendo en el sueño de alguien más.

Por último, podemos decir que la transformación de cada organización es única. Es una realidad que crea cada arquitecto; y si nos ponemos a vivir la transformación de otras organizaciones, al momento de la “patada” que nos trae de vuelta, será tarde para reaccionar.

Si te gustó el artículo, compártelo con otras personas